17 de junio de 2013

ELEGANZA É UN SENTIMENTO

La elegancia es un sentimiento. Sí, han oído bien, más que un adjetivo, es una emoción. No del que porta el preciado don, si no del que la observa. Es algo tan subjetivo que hay cientos de miles de tratados que a lo largo de la historia han intentado definir lo que es sin éxito. Pero ¿cómo se podría argumentar el brillo de una estrella? Se podría decir que es dorada, luminosa e incandescente pero lo que queda en la memoria es la emoción que produce su observación. Y es esa imposibilidad tan lejana de poseerla lo que la hace tan deseable. Así es lo elegante. Un deseo. Y es algo con lo que se nace, aunque nosotros creemos que aunque no hallamos venido al mundo con el pan de la elegancia debajo del brazo, también podemos aprender a hacer la masa.

Hoy como aperitivo, les vamos a contar la historia de Sir Anthony Eden, político británico considerado como uno de los hombres más elegantes del siglo XX. Un día se encontraba bebiendo té en su despacho cuando le interrumpió su secretario Charles avisándole que había un caballero vestido de marrón esperándole. Eden, haciendo uso de su flema inglesa, miró a su secretario de reojo y le espetó sin soltar su "cup of tea": "Disculpe Charles, si va vestido con ese color no creo que sea un caballero".  Y parte de razón tenía. Esta es una anécdota que sirve para ilustrar un color que no sólo limita la elegancia si no que nos aparta de un bofetón enguantado de la categoría de algún día llegar a poseerla. Ya sabemos que ustedes jamás se pondrían un traje marrón, pero por si se ven tentados de ello, les advertimos que no es lo que haría un hombre tan elegante como Sir Anthony Eden.

Como verá en la fotografía, Sir Anthony lleva cuatro botones con ojales cerrados en la bocamanga, si algún listillo que dice saber de elegancia le indica que el último botón debe llevarse abierto para demostrar que es un traje hecho a medida, simplemente está delante de un "parvenú" o dicho en español castizo y para entendernos, un verdadero "hortera de bolera".

En nuestras sucesivas publicaciones les iremos dando algunos consejos que seguramente un verdadero caballero como usted los tendrá muy en cuenta. Cuando se ponga un vaquero o jeans como se dice ahora, para el fin de semana, o quiera ir más elegante con una blazer (chaqueta americana cruzada o sin cruzar) azul marino, si no quiere asustar a algún italiano elegante que se encuentre, no se ponga nunca zapatos negros, o cinturón negro, si no marrones. Esta vez el marrón es nuestro mayor aliado en el arte de la elegancia. Como verán ustedes "el orden de los factores no altera el producto" pero en este caso no sólo lo altera, si no que lo tambalea.

Hablando de tambalear, nos vienen ahora a la memoria los movimientos de cadera de John Travolta en la película Grease, su tupé, y su seña de identidad: calcetines blancos. Sí, hemos dicho "blancos". Si aun sigue leyendo les diremos que en los años cincuenta o sesenta se utilizaban cuando se vestía de sport. Así que vayan sacándolos de lo más recóndito de su armario y dejen que vean un poco la luz. Tal vez vuelva a echar mano de ellos aunque no sea el momento para utilizarlos. Como la moda siempre "vuelve" téngalos en su armario dispuestos por si algún día un líder de tendencias decide imitar a alguno de sus más adeptos como John Fitgerald Kennedy.




Verano de 1961. Martha´s Vineyard lugar de vacaciones estivales de los Kennedy. El Rey americano de la corte de Camelot, pasea con su princesa Jacqueline Bouvier junto al pequeño infante John John.




Como pueden apreciar en la imagen, Kennedy lleva zapatos marrones y calcetines blancos. Estaba considerado como uno de los hombres más elegantes y seductores el momento. Si no que se lo pregunten a la mismísima Marilyn Monroe, una de sus múltiples conquistas. Este uso de los calcetines blancos, no quitaba que, para las noches o cenas de galas, cuando se vestían con trajes oscuros, los gentleman de la época usaran calcetines negros o azules. Pero a plena luz del día o con estilo "sport", siempre se les podía ver con chaqueta o pantalón y calcetines bancos.
Pero sí, no se asusten, estamos de acuerdo en que el calcetín debe ser siempre azul admitiendo dibujos o rayas cuando vamos de sport como toque de elegancia o distinción que nos diferenciará de los que no leen este blog. Porque ¿sabía usted que la tendencia es llevar calcetines a rallas o cuadros cuando se viste una chaqueta o pantalón distintos? Y esto que ahora parece tendencia ya lo utilizaban los ingleses a partir de los años 20 y 30. Lo que nos confirma que la moda debe ser revolucionaria pero siempre con un sutil toque tradicional. Lo único clásico que permanece son los famosos calcetines a cuadros que tanto hemos utilizado hasta ahora porque no nos atrevíamos a usar los de rayas.




Como este es el comienzo y esperamos que usted nos siga, hoy nace nuestro nuevo blog de moda masculina http://loshombresloprefieren.blogspot.com.es  todos los sábados junto a Mery Serra, Carmen Jiménez y Nieves Ruiz os iremos poniendo al día de las últimas tendencias en ropa masculina. Ya que estamos en época veraniega, hablaremos de las tendencias según veraneé usted en Marbella, en Cádiz, La Riviera Francesa, Capri, los Hampton, o en la mismísima Martha's Vineyard, donde por cierto veranea Barack Obama y le iremos aconsejando tanto la ropa como los complementos que consideramos necesarios para cuando salga de casa o tome un Martini o el nuevo cocktail de moda, "La piscine" del que ya les desvelaremos su secreto. También les desvelaremos el "sacro" lugar donde se compran las corbatas los que estaban considerados como algunos de los hombres más elegantes del mundo: el fallecido Duque de Windsor, John Fitgerald Kennedy y el seductor Marcelo Mastroiani. Dejaremos el resto de nombres en interrogante pero les anunciamos bajo su sorpresa, que esta misteriosa tienda es también visitada por un hombre conocido más que por su "eleganza" por sus múltiples escándalos políticos y de faldas: Silvio Berlusconi. Porque ¿Cómo si no podría haberse ligado a Ruby Rompecorazones? Pues evidentemente por sus corbatas.

Y les recordamos: ser elegante es pasar desapercibido en el metro cuando vas de tu oficina a Buckingham Palace que es lo que "habitualmente" hacemos todos los días. Si quiere saber más, quédese con este dato: La elegancia en un hombre es vestir como un gentleman inglés con los colores de un caballero italiano.