Cartel comunista
Los intelectuales discutían cual iba a ser el futuro del mundo si una de las ideologías predominantes durante la primera parte del Siglo XX se había mostrado como un "sueño utópico" que se había desplomado. Algunos como Francis Fukuyama se atrevían a manifestar el "fin de la historia", afirmando que ya no veríamos más formas políticas que la Democracia y las libertades más o menos perfectas. Algo así, como el reinado de la libertad democrática.
Pero lo que se creía que era el triunfo de esta libertad, ha terminado siendo el triunfo del igualitarismo algo que ya se hizo ver durante la ilustración de la Revolución Francesa y sus ideales de "libertad, igualdad y fraternidad" manifestando que ya ningún hombre sería menos que otro y por supuesto iguales ante Ley.
La primera igualdad que ha existido fue la igualdad del cristianismo que establecía que todos los hombres son iguales ante Dios, la Revolución Francesa lo perfecciono afirmando que todos los hombres son iguales ante la Ley y el desarrollo del siglo XX continuó con que todos somos iguales equiparando en igualdad de derechos a hombres y mujeres, un hito que no se había llegado a producir hasta el siglo pasado. Y el coetáneo a esta igualdad ha sido la igualdad de oportunidades, el gran motor de la revolución social. Todo el mundo debería poder alcanzar las metas que se proponga en base a su capacidad. Nadie debería quedarse fuera de la sociedad y carecer de la oportunidad de triunfar por no tener los medios idóneos.
El verdadero gran cambio se ha producido a través de la igualdad de oportunidades que lleva a la igualdad social, es decir la posibilidad de que quien nace sin recursos pueda conseguir a través del esfuerzo la posibilidad de alcanzar el lugar del hijo del que sí los tiene. Incluso llegar a sustituirlo en su estatus económico-social.
La naturaleza en sí misma es injusta y desigual, puesto que si hablamos de injusticias, tanto lo es nacer en el seno de una familia adinerada, heredando las posibilidades que ello conlleva sin que medie nuestra decisión si no por mero azar genético, como nacer con las cualidades de ser brillante, inteligente y con carisma, alto y muy guapo ya que también serían atributos que vendrían por condición de nacimiento y puro azar, sin mediar ningún merecimiento.
Luego la "igualdad" de "todos somos iguales", es uno de los mayores engaños que se nos ha contado, si ya por el sólo hecho de nacer, nacemos diferentes. Hay aspectos es los que a no ser que medien factores externos, es imposible superar puesto que imagínese a dos individuos. Uno de ellos alto, de ojos claros, atractivo, y otro hombre más pequeño feo, de nariz abultada, a los que se les compara. Si hablamos de igualdad ¿qué deberíamos hacer? ¿cortarle las piernas al alto, cambiarle los ojos, o romperle la nariz para que se parezca al anterior y ser por tanto iguales? Esta pretendida similitud sería una situación absolutamente injusta.
Brad Pitt
Danny Devito
Por eso quienes nos quieren imponer la falsa igualdad lo hacen a través de unas maneras más sutiles que todos aceptamos. Parece que somos personas que vestimos, viajamos, y vivimos de la misma manera, pero al final se nos ha impuesto una forma de vestir a través de unos grandes almacenes para que todos vayamos igual. Lo hacemos como nos marcan firmas comerciales como Zara y HyM, y en las de lujo, más de lo mismo a través de LVMH madre nodriza de todas las marcas de lujo, que han dejado de ser independientes y obedecen todas a una sola directriz, aunque intenten conservar algo de sus orígenes. En la moda la mayor parte de las personas independientemente de sus capacidades adquisitivas, visten de la misma manera, como lo estaban los compradores comunistas en los almacenes vacíos de Moscú. Viajamos de la misma manera desplazándonos en las compañías "low cost" que evidentemente facilitan el viaje, incrementan el numero de pasajeros, y sus desplazamientos. Y hablamos de la "igualdad" y son esos mismos que la defienden, los que hipócritamente luchan contra las emisiones de CO2 y la explotación de los trabajadores textiles en Bangladesh, en aras de una desigualdad de la que ellos mismos participan, viajando en "low cost" y vistiendo marcas que usan talleres en los que trabajan niños o personas hacinadas por un plato de comida.
Tienda de ropa Zara
Fábrica de textiles en Bangladesh
En esta época de Crisis el talento y el esfuerzo puede abrir las puertas de la igualdad. Cierto que no se puede ser el Príncipe de Inglaterra, por una cuestión de mera sangre azul. Pero un hombre humilde, que se esfuerza, tiene talento, y tesón, puede acabar siendo Bill Gates, o el mismo fundador de Apple Esteve Jobs.
Steve Jobs Bill Gates
El verdadero cambio social debe nacer a través de la igualdad de oportunidades que permite que los hijos de familias más desfavorecidas ocupe el lugar de los hijos de las familias con más poder económico que no han sido capaces de mantener su posición en la sociedad. Justo desde ahí debe surgir la movilidad social, ese cambio social tan necesario para que tengamos una sociedad dinámica y que no esté anquilosada en la herencia.
Lo que tenemos que hacer es luchar por tener las mismas oportunidades. Por eso nosotros le llamamos el comunismo consumista porque mediante el consumo nos quieren igualar para que nos lo creamos. Estamos regidos por una casta próxima al "polit bureau" con privilegios que no pueden alcanzar el resto de los ciudadanos. Porque ¿es lo mismo comprar una entrada para ver una finalidad del Real Madrid-Barcelona o verlo desde el palco?. Sí, al final se ve el mismo partido, pero seguro que no es la misma situación. Una se paga y otra se tiene por la situación sociopolítica que se tiene. Y esa minoría que nos gobierna, sabe descubrir nuestros más recónditos secretos a través de las nuevas tecnologías, hay que pensar lo que hubiera sucedido si Hitler y Stalin hubieran nacido en plena era tecnológica. Hubieran tenido el dominio absoluto del mundo desde los cuatro costados.
Nosotros creemos que estamos asumiendo el control de nuestras vidas pero la Casta, como dicen los italianos, ha terminado por convertirnos en "aparentemente iguales" terminando por convertirnos más iguales en el vestir, en la casa que compramos, que tienen un diseño similar, en los viajes que realizamos a los lugares y emplazamientos que se nos indica. Cada día somos aparentemente más iguales y cada día la minoría dirigente es más desigual, puesto que tiene una información sobre nosotros y nuestras costumbres que desconocemos y que empieza a ser endogámica e incrementa sus privilegios porque por ejemplo si viajamos en un vuelo "low cost" los asientos serán estrechos y tendremos las mismas dificultades en colocar nuestras rodillas, mientras que en "bussines club" viajará la Casta mientras que el "líder de la Casta" dispondrá de avión privado y puertas de acceso a las llamadas salas Vips.
Por eso repetimos "igualdad' ¿qué igualdad?, ¿Igualdad ante la Ley? ¿hablamos acaso de la necesaria igualdad de oportunidades?. No olvidemos que hemos nacido distintos y al ser conscientes de ello, envidiamos al chico o chica que tiene éxito, por su carisma por su altura o por la forma de expresarse. Esta desigualdad es una injusticia más de la naturaleza que no podemos evitar, y que siempre se habla de ella, pero que no se consigue por lo menos por ahora hasta que la manipulación genética lo permita.
Marilyn Monroe en "Los caballeros las prefieren rubias"
Quién iba a decir que el Comunismo y su idea de ser iguales finalmente desde "ultratumba" y de forma post mortem ha acabado triunfando y que Fukuyama se había equivocado. Lo que se nos ha transmitido en los últimos años es sólo una mera ficción de la igualdad. Estamos como en la Rusia comunista con sus jerarquías, sus ventajas a los dirigentes del partido y del Estado, eso sí con más consumo y con su KGB informática. Por eso queremos repetir aunque parezca una redundancia: El dinero es democrático porque podemos acceder todos a el y la herencia de la sangre es limitada. Una situación que nos recuerda a la mítica frase de la película "los caballeros las prefieren rubias", cuando el padre del novio de la protagonista (Marilyn Monroe) le espeta "señorita está con mi hijo por su dinero" a lo que descaradamente ella le contesta "claro, y él conmigo por mis piernas". Esta frase define la injusticia de unas buenas piernas o la herencia de papá.
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