21 de mayo de 2013

LA DEUDA PÚBLICA, SUMA Y SIGUE

La deuda pública continúa su cifra ascendente a ritmos vertiginosos. Según los últimos datos, durante el primer trimestre llegó a alcanzar los 29.438 millones de euros. Una subida que deja el volumen total en 923.311 millones, nada más ni nada menos que el 87,8% del producto interior bruto. Un nuevo récord histórico que pone en entredicho las expectativas de recuperación económica a medio plazo. Sólo en el mes de marzo la deuda de las administraciones públicas llegó a incrementarse más de un 19% respecto a febrero del pasado año. Recordemos también que en el año 2007 representaba el 36% del PIB. Un porcentaje muy alejado del actual.
Por si faltara poco, las previsiones del Gobierno para el 2013 no son mucho más halagüeñas, el ejecutivo prevé que la deuda pública podría llegar a alcanzar el 91,4%, una previsión que los expertos incluso consideran que podría quedarse corta.
Viendo estos últimos datos me viene a la mente la conocida frase del genial economista británico John Maynar Keynes que decía "Señores, en cien años, todos calvos". Una frase que trataba de restar importancia a los problemas de la deuda valorando la baja expectativa de vida de la sociedad de mediados del siglo XX en la que vivía. Sin embargo teniendo en cuenta el incremento de la esperanza de vida actual, en cien años no sólo estaremos calvos, si no que continuaremos haciendo frente a las deudas de nuestros hijos y nietos por obra y gracia de unas administraciones que están demostrando ser por sí solas incapaces de pintar de verde sus números rojos.

Entre tanto desbarajuste de datos, cifras y porcentajes, los expertos ya han puesto su punto de mira en los países asiáticos. El mercado oriental será posiblemente nuestro futuro salvador, ya que se será el mayor comprador de deuda española en los próximos años. Los países más proclives a adquirir nuestros bonos serán aquellos con un mayor superávit en sus cuentas corrientes: China, Vietnam, Tailandia, Corea y Taiwán, además de países emergentes con superávits potentes como Brasil. ¿Será Asia nuestra salvadora? ¿y es moralmente lícito pedir que un trabajador asiático que gana un salario de doscientos euros trabajando en condiciones infrahumanas tenga que hacer frente a nuestros excesos?.
A pesar de los planes de recorte, medidas extremas y sangrantes tijeretazos la deuda crece sin cesar en medio de un país azotado por la crisis y un desempleo que alcanza el 27%. Las familias están cada vez más hartas de ver como sus sacrificios caen en saco roto. Los gastos que antes de la crisis estaban derivados al ocio, transportes, vestimenta, luz, agua y alimentación ya casi no existen porque están siendo empleados en sufragar una situación de crisis a la que han colaborado estimuladas por la época de bonanza económica y por la propia Administración. Este sacrificio es lo menos que se le podría pedir al Estado. Las administraciones públicas deberían hacer acto de conciencia y también recortar sus gastos superfluos, no sólo como ahorro, si no como ejercicio moral de ejemplaridad para sus ciudadanos, ya que como sucedía en la película "El Cartero siempre llama dos veces" de Bob Rafelson, el cobrador siempre vuelve dos veces, porque al final siempre hay que pagar. En este caso si la situación de endeudamiento prosigue, al Estado le quedarían dos alternativas in extremis, o bien salirse del Euro, lo que le llevaría a la devaluación o bien acudir a una quita que le permitiría pagar la deuda. Ya lo decía el genial Keynes: "Si yo te debo una libra, tengo un problema; pero si te debo un millón, el problema es tuyo". Un problema que ya no sería de España si no al que tendría que hacer frente una vez más Alemania. Como decía el célebre jugador inglés Gary Lineker, "el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once, y siempre gana Alemania". Nosotros decimos, "la guerra es una acción que solo genera destrucción y en la que siempre pierde Alemania".