22 de julio de 2013

LA BANCA, DESAFIANTE, INCUMPLIDORA Y AMENAZANTE

"Las leyes se hicieron para los hombres", pero a veces la balanza de la justicia es caprichosa, y en su eterno baibén parece mirar con mejores ojos a las entidades bancarias frente a los particulares.
Los bancos también tienen sus caprichos y se niegan a seguir a pie puntillas la sentencia del Tribunal Supremo que a pesar de que les beneficia en algunos aspectos, podría llegar a perjudicarles en sus cuentas de resultados. De esta manera tendrían que devolver lo que ilícitamente han cobrado a través de sus cláusulas abusivas. Debemos aquí recordar que el Supremo ha fallado en contra de estas cláusulas obligando a cada persona a interponer una demanda sabiendo la dificultad que eso conlleva para los particulares en el contexto de la crisis en la que estamos. No sólo porque se necesita la asistencia de un abogado y un procurador con los costes que ello conlleva, si no por las tasas que se exigen.
Creemos que más que seguir la sentencia del Tribunal Supremo, si lo que queremos es castigar a los bancos sería mejor que todos emprendiéramos individualmente demandas por la cláusula suelo que obligasen a las entidades a tener cientos de miles de pleitos que colapsaran sus servicios jurídicos viéndose obligados a pagar las costas, añadiendo el hecho de quitar las cuentas bancarias, las tarjetas de crédito o el pago de recibos a bancos que no se sometan al imperio de la ley.

El Tribunal Supremo

Por si no fuera suficiente con no cumplir las sentencias, los bancos han ideado un sistema de recobros a través del cual llaman de forma constante, a cualquier hora del día y de la noche, a las personas que tienen algún tipo de morosidad con ellos. De manera a veces violenta, con absoluta falta de educación y en tono más que amenazador, unos señores que en muchos casos dicen ser abogados y que realmente no lo son, se convierten en verdaderos "asusta viejas" que hacen la vida imposible a quienes por desgracia no puede hacer frente a sus pagos. La banca no olvida nunca sus deudas ni a sus deudores, lo cual es una obligación, pero olvida su participación en la crisis que ha llevado a miles de personas al paro y a no poder hacer frente a sus obligaciones crediticias.

Nos sigue sorprendiendo que quien ha participado en los errores que sufre la sociedad, sea además quien se permita el lujo de intimidarles, y de forma grosera o amenazante recordarles hasta la eternidad el pago de sus deudas. En esta situación, sorprende más si cabe que nuestro Gobierno y el Banco de España estén tan preocupados por personajes como Bárcenas y no caigan en la cuenta de que hay miles de españoles atrapados en la tela de araña de unos préstamos que no pueden pagar y que los banqueros a pesar de ello y estimulados por su codicia, concedían para conseguir las comisiones y los bonus sin importarles la solvencia de los clientes. El salario de los banqueros no son solamente sus altos sueldos, si no los famosos bonos y retribuciones fijados en función de los aparentes beneficios del banco y de los objetivos conseguidos. Beneficios y objetivos todos ellos que se demostraron ficticios, y que no beneficiaron nunca a la sociedad ni a los clientes ni por supuesto a los accionistas, aunque hemos de decir con respecto a los accionistas que casi siempre eran las administraciones públicas las que ponían y quitaban a los administradores en la banca nacionalizada.

El beneficio ficticio del banco lleva al bonus ficticio, que a su vez lleva a las auto indemnizaciones, que se conceden entre ellos. Pensábamos que ya habíamos visto de todo, pero nos faltaba ver como nos enviaban a sicarios emboscados en despachos de abogados para amedrantar a quienes están sufriendo en sus carnes la crisis. Los bancos deben como hemos repetido siempre, recuperar los créditos, pero no por cualquier método ya que el fin no justifica los medios y no se puede atemorizar a las personas por teléfono utilizando para ello números ocultos, porque para eso existe en el Estado de Derecho, la demanda que se puede presentar en cualquier juzgado contra el que produce el impago, sin necesidad de llamadas intimidatorias y amenazantes y despectivas. ¿Acaso vamos a convertir España en el nuevo oeste donde todo se consiente para que los bancos sigan teniendo sus beneficios y los banqueros sus bonus?. Debemos denunciar todos estos hechos cuando se reciban llamadas telefónicas de esta índole. En muchos casos es intrusismo profesional, porque aparentan ser abogados y recordemos que no lo son. Nuestra mejor forma de lucha es meter en la cláusula suelo todas las demandas individuales que podamos para colapsar a los bancos a sabiendas de que hay una sentencia de 9 de mayo del Tribunal Supremo que estima que las cláusulas suelo solo son abusivas si falta información , y se resisten a cumplirla diciendo que afecta a su cuenta de resultados, sólo tiene que devolver lo que legalmente habían cobrado al resultado. Castiga a tu banco para que no tenga beneficios contigo si él no te los concede. Que no se aproveche de ti, ya que no olvidemos que la banca sólo es un negocio.